sabato 11 dicembre 2010

Bitácora: Capítulo V

Hace tiempo, antes incluso del viaje a Barcelona, estaba esperando por Giuliano, y me dije: mientras espero, voy a un cajero, que no tengo un duro. Así que como no sabía donde había uno, me acerqué a un grupo de gente y le pregunté a un treintañero dónde había un bancomat. ¡Adivinad! No se limitó a darme la información, sino que me acompañó e intentó ligar conmigo, me quería invitar a un café… brrr menos mal que en ese momento llegó Giuliano y me safé. Porque, para más INRI, el señorino era… POLICÍA

No sabía que fuese un motivo de ligoteo el querer sacar dinero.

Cazzegiando con Davide. Recordando nuestra infancia y escuchando canciones de los dibujos animados… Descubrimos que la melodía del Oliver y Benji español, es la melodía de unos dibujos italianos. ¿Quién copió a quién?
El reciclar en Lecce es algo realmente difícil. O estás muy comprometido con el medio o… vaffanculo! Además, los vasos de plástico son un éxito aquí. Puag… Es algo que me cuesta asimilar. En fin, al menos en casa he conseguido que usen vasos de verdad.

El agua es mala con ganas. Así que se bebe agua del súper. Otro ataque a mis principios.

Lunes, intento empezar las clases. Pero no me dejan. Llego demasiado temprano a la clase de las diez. A en punto estoy en la puerta y no hay ni dios. Encuentro un cartelito que pone que las clases de lengua y literatura griega serán en el Ateneo (yo me encontraba en otro edificio) Así que, dado que no se ve un alma, son las diez, y leo el cartel, deduzco que éste se refiere a mi asignatura, que casualmente tiene el mismo nombre “Lingua e letteratura griega” ¿Uno más uno? Cojo la bici y a toda lecce llego. Empiezo desesperadamente a buscar el aula. Nadie sabe nada. Vueltas y más vueltas durante media hora. Pregunta a la portera. No sé. Pregunta al C.A.S. No sé. Pregunta en la Presidencia. Voy a la Presidencia y tras llamarme impuntual y casi imbécil, me dicen que las clases no son en el Ateneo, sino donde yo había ido en principio. In Italia, uno más uno, cinco… (ya sabéis la rima) Hecha una furia me voy y decido volverme a casa. ¿Tardona? Vaffanculo. El profesor es el tardón. Mamma l’italiani. En ese momento odié tanto toda la… ¿organización? italiana. De la ira que me corroía llegué a mi casa en un minuto cuando normalmente tardo cinco. Estaba aceleradísima. Si se me hubiese puesto alguien delante lo habría atropellado con gusto. Por suerte, la carrera en bici me hizo soltar gas.


Esa noche, salimos por primera vez los tres del piso ya que Davide había hecho su último examen y al día siguiente se marchaba a Foggia. Noche divertida, pero al día siguiente no se despertaba ni dios. Mamá Cons fue a llamar a sus polluelos. Se marchó a clase y después de hora y media de literatura griega, con un malestar impresionante regresa a casa. El polluelo Matteo sigue durmiendo. Al menos Davide no perdió el tren. Descubro que aquí, o me muevo o me convierto en seta. Tengo suerte de ser tan activa, al menos puedo perder algo de mi energía y seguir siendo un ser dinámico.


Miércoles, otro nuevo intento de ir a clase. Con un gran esfuerzo me levanto a las 7 de la mañana para ir a Storia greca, y cual es mi sorpresa al llegar al Ateneo y ver que no hay un alma. Espero, espero. Pregunto, espero. Finalmente, a las 8:45, tras tres cuartos de hora de espera, deduzco que el profesor no va a venir. Y menos mal, porque si hubiera aparecido seguramente no hubiese sido capaz de aplacar mis instintos asesinos.

Ya que estoy en la calle y hasta las doce no tengo otra clase, decido ir a hacerme el certificado médico para poder matricularme en el C.U.S. que es una especia de pabellón deportivo para estudiantes, barato, donde aprenderé el baile popular salentino: la pizzica.

No estoy muy segura de poder hacérmelo tan fácilmente, porque es solo la segunda vez que lo intento. Pero… por probar. Sino, ya lo conseguiré a la tercera, que aquí las cosas van así. Acostúmbrate mujer con demasiada prisa. Relájate. Aprende que aquí no se puede hacer nada cuando lo planeas, le tienes que sumar una hora, si eres afortunada, una semana, si eres realista. Gracias a mi trébol, lo consigo. Me atiende un médico muy simpático y además me lo da gratis. Que bonito es ser Erasmus. Feliz como una perdiz, me inscribo en el C.U.S. y espero ansiosa el inicio de la pizzica.
Esa noche me llama Irene, una española que me sigue teniendo estima. Me voy con ella y con Elena al Paolone, y descubro sorprendida que hay un montón de españolitos que no me dirijen la palabra. ¿Por qué? ¿Por querer hacer mi Erasmus fuera del núcleo español? Qué pena me dan.

El jueves Matteo se va a dar un concierto en Padova, así que me quedo solita y hago otra cena. ¡Si es que echo un montón de menos la casa comunista de Santiago! Lorenzo viene a cocinar conmigo, pues él hará lasagna y yo escalibada. Mientras cocinamos, escuchamos Boikot. Le gusta, le gusta. Algunas canciones le recuerdan a la música popular de Taranto… ¡Lorenzo! Acabamos de encontrar la solución a nuestro misterio. ¿Te acuerdas de esa canción que compusiste tú y que tanto a Carmen como a mí nos resultaba conocida? No era la misma melodía, ¡era el estilo! Has compuesto una canción que se asemeja al Boikot más ska.

No sabéis como nos estuvimos desmenuzando el cerebro durante casi un mes para descubrir cómo era posible que conociésemos, dos españolas, una canción que Lorenzo acababa de componer hacía nada. Y la respuesta vino así, entre mozzarella y cebolla.

La cena fue fantástica, con un poco de guitarreo. Aunque al día siguiente odié a mis invitados porque tuve que fregar durante horas. Sarna con gusto… ¡alabemos al friegaplatos!

Este fin de semana no hay excursión dado que estoy sin un duro, así que me toca setear.

El viernes por la noche me llaman… Victor y su hermano Javi (ex batera de mi amado y añorado Letal Vice) Están en Lecce. ¿Por qué? Pues porque Victor hace su Erasmus con el rico vinagre de Modena y Javi con la mafia napolitana. Han venido de visita, a casa de un amigo. Me alegro un montón de verlos. Me hacen tener un poco de morriña. La primera vez que el hablar español me hace ilusión.

Sábado, sin mucho que contar. Fiesta en casa de Kersten, y por fin conozco a las rumanas. Pongo a prueba mis mínimos conocimientos de rumano y las conquisto. Sí, es obvio que amo las lenguas. ¿Me enseñaréis algo más? Ya que en Lecce el tiempo sobra, aprovechemos para aprender y aprender y aprender.

Domenica, Kuba y yo intentamos ir al museo provincial ya que no hacemos excursión. Pero… nuestro gozo en un pozo. El museo está cerrado. ¿Quién va a trabajar un domingo? Chicos, esto es Italia. Nos contentaremos con un pequeño paseo por la hermosa Lecce antigua.

Por la tarde me llama Matteo, el loco italiano de la piazza Mazzini. Accedo a quedar con él, al menos salgo de casa. Bien hecho chica. Gracias a esto, Laura- la lituana-, y yo, las dos únicas del grupo Erasmus que queremos hacer algo esta noche y disfrazarnos, vamos con Matteo y sus amigos a una fiesta de italianos. Cero Erasmus. Italia del sur de verdad. Un casa a las afueras, música, bebida y ¡comida! In Italia se come a todas horas.

Es extraño como hacen las fiestas aquí. Hay garitos, por supuesto, pero lo más habitual es el salir de Lecce y llegar a lo que aparentemente es una casa privada, y descubrir dentro una fiesta pública, un concierto… Bizarro. 


El lunes es festivo y el no hacer nada me aplatana. Nadie quiere salir hoy. Todo el día en casa. Cómo echo de menos, en estos momentos de inactividad total, a mis queridos compañeros de piso. No tengo absolutamente nada que hacer. Necesito salir, respirar. Pero Lecce, en festivo, duerme. Recemos porque mañana haya clase. 





Qué triste es ver que a las cinco Lorenzo nos abandona y empieza a asomar Catalina. ¿Cómo haré yo la fotosíntesis en invierno? Algo me dice que los fines de semana invernales van a ser duros. Sin Davide y sin sol ¿qué haré yo mientras el resto se transforma en seta?

1 commento:

  1. Constancita, gracias por tu invitación. El blog, espléndido. Con imágenes es todo distinto y, además, nos hace sentirte un poco más cerca. Cuídate mucho y disfruta. Besos

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