sabato 11 dicembre 2010

Bitácora: capítulo I



Cojo un tren Vigo- Vilagarcía de Arousa para ir a comer con mi tía Arantxa. De comida hay pulpo. Es una casa de campo preciosa ¡pena no haberlo sabido antes! Hubiese ido a menudo a pedirle el tomate que Gonzalo no quiere. Continúo el viaje, tras una opípara comida, a Santiago. Dirección: ¡canturriadas en el Malas!

En Santiago: Ari, Xabi… y, por fin, Dani. Ya está, tengo todo lo que necesito. Como un regalo de la Diosa Burlona, Raquelinha viene un rato con nosotros, sin faltar el imprescindible Chorbo. Nos dirigimos al Malas a disfrutar una vez más de ese ambiente inolvidable y de Ricardo, el mejor descubrimiento en Santiago. Como otro lunes cualquiera, continuamos la ruta, con parada en litros y Niño de las Olivas. La noche avanza, y, de pronto, las 9 de la mañana. Dani, yo… un banco en la Alameda. Santiago se acaba. Es la despedida. Facultad, boloñeses. Espera… y, ¡por fin! La Petra nos transporta al aeropuerto.

Adiós Papá, adiós Némesis. Adiós, adiós… Os voy a echar de menos.

Control de seguridad ¡ya estoy dentro! El viaje ha comenzado de verdad.

Por primera vez en mi vida de viajante, Lavacolla me decepciona. Retraso en el avión, y yo, apenas sin dormir, me muero de deshidratación y sueño. Nos toman el pelo. De una puerta a otra, finalmente… ¡embarcamos! Madrid.

Al llegar a Madrid, hay tanta gente en el avión, que no me puedo bajar rápido. ¡Claustrofobia! Por suerte, un señor simpático me ayuda a salir. Poco a poco me tranquilizo. Ya estoy fuera. Welcome to Barajas. Y a buscar el metro. Enzito me espera allí. Andiamo, andiamo. Por fin, me puedo dar una ducha y sentirme un poco persona. Una vuelta por Madrid, y a ver a Dani el de Oviñana. Caña y risas. Qué alegría, un asturiano en Madrid.

Seis de la mañana. Arriba, al aeropuerto. De pronto, Enzo me dice adiós.

Adiós, España. Ahora ya estoy sola. ¡A la aventura!

Barajas… ¡sin retraso! Increíble. El vuelo sale en hora y conozco a unas madrileñas que viajan a Roma. Congeniamos y vamos juntas. Del aeropuerto a Roma vamos en un autobús del siglo pasado, viejo y roto. Vaya timo. Welcome to Italy.

Estación de tren, Roma. Los italianos nos devoran con los ojos. Cinco minutos en Roma y ya nos llueven los piropos.

Chao, chicas, pasadlo bien. Suerte.

Espera, espera, espera. Una estación en el centro de Roma. Demasiada gente. No puedo más. Me pesa la maleta, el cansancio y las botas. Por fin, sale el tren. Duermo. Luego, mi compañero de viaje inicia una conversación conmigo. Simpático el señor. Comienzo mis lecciones de italiano e italianos. Grazie, Roberto, ci vediamo.

Benvenuta a Lecce. Tras tres días de viaje, arrivo.

Giuliano. Me hospeda en su casa por tres días. Lorenzo. Giuliano. Bravi ragazzi!
 
Paso tres días con ellos, tres días geniales. La Diosa Burlona se está portando muy bien. Nada más llegar me encuentro en un piso bohemio con dos chicos geniales que me adoptan como su hermana pequeña. De cabeza a la vida real en Lecce. Conozco italianos de verdad. No paro de aprender. Esto es increíble, todo es nuevo, aprendo de lleno a hablar, a escribir. A moverme.

Primer día. Salgo a la calle, y en menos de cinco minutos ya tengo a un tío al lado intentando ligar. Nos ponemos a hablar. Quiere ser mi primer amigo negro de Lecce. Perfecto. Ci vediamo.

Yoko, japonesa, estudia en Londres y estuvo de Erasmus en Lecce. Magnífica. En dos horas le cojo cariño. Yoko parte a Londres… Te voy a echar de menos. 

La búsqueda del piso es lenta, pero la fortuna está de mi lado. O la Diosa Burlona me tiene protegida o el trébol de Enzito surte efecto. Encuentro el piso perfecto. Dos chicos italianos, uno, filósofo, amante de Platón y Bob Marley. Piso bonito, con todo lo necesario. Barato. Con el piso, bicicleta incluida y un propietario que me ayuda a hacer la “mudanza”. Tengo que abandonar mi primera casa, Lorenzo no quiere que me vaya… Giuliano tampoco. ¿Qué hacer? Finalmente, decido irme. Así tendré dos casas. Sin embargo, me voy con las llaves. Dos horas en mi piso y vuelvo con mis hermanos mayores. Por fin, dejo las llaves. Os voy a echar de menos. Vendrás a menudo. Esta es tu casa. Gracias, sois únicos.

Nuevo piso, y dos chicos geniales. Uno es un Jácome a la italiana. Totalmente tierno, súper riquiño, pícaro. Hacemos un muy buen equipo. En seguida congeniamos. No podría haber tenido más suerte. En mi piso, está otro chico, que se irá en breves, de Albania. Al filósofo aun no lo conozco.

El fin de semana voy a una cena con Giuliano, hago tortilla de patata y triunfa. Después, concierto hardcore en un sitio perdido de la mano de dios. Un antro cojonudo. Domenica, parto con los tedeschi a Brindisi. El mar… lo echaba de menos.


Una semana entera para hacer burrocracia, y aun no he terminado. Aquí todo va muy lento. Hasta finales de octubre no empezaré las clases, tal vez hasta noviembre. Me acabo de matricular en la USC, pero aun no tengo los horarios italianos. A saber que pasa. In bocca al lupo.

Demasiados Erasmus españoles. Paolone, el sitio más barato de Lecce para salir por la noche. Davide- mi compañero de piso- y yo, encontramos un sitio mejor: La Banca. Esto tiene una explicación. Fuimos a sacar dinero el otro día por la noche, y, debe ser porque mi tarjeta es española, la máquina tardaba mucho. En el cajero había música, así que nos pusimos a bailar. La banca, el mejor garito de Lecce. Con pase VIP de Caixanova.

Vuelvo a mi primera casa, a comer pasta con cozze. Pasta… hacía mucho que no la comía, un día. De pronto ¡un vuelo a Barcelona por 14 euros! Anacardo, allá vamos. Y de paso, Santiago. Lunes de Malas Pécoras.

Y hasta aquí, mis aventuras de los primeros días.

Nessun commento:

Posta un commento