"[...] Su divinidad central era femenina, la Gran Madre dadora de la vida, asimilada a la tierra que genera el fruto de la cosecha, proceso esencial en una cultura agrícola como aquella. La mayoría de los símbolos están asociados con la tierra húmeda y las aguas vivificadoras, con los órganos femeninos; se basan en elementos cíclicos como la luna o el cuerpo de la mujer. es verosímil que el nombre, o uno de los nombres de la Gran Diosa de la Vieja Europa, al menos en Occidente, fuera "Ana" o "Dana", que ha persistido como epíteto de ciertas divinidades femeninas en diferentes lugares de la Europa posterior ta indoeuropeizada (latín, mesapio, celta).
La imagen de la vida llevaba implícita la de su regeneración tras la muerte, a semejanza de la semilla que se entierra y renace en la nueva cosecha. Por ello son frecuentes las sepulturas ovales o antropomórficas, que evocan el útero o el cuerpo de la Gran Madre. Y en la decoración abundan imágenes de la diosa, laberintos, vulvas, senos.
[...]
Aquélla fue en verdad la era de la mujer. En consonancia con la concepción de los dioses y los seres sobrenaturales, la sociedad humana de la Vieja Europa era matriarcal. .La mujer ocupaba en ella el papel central. La herencia se transmitía por línea femenina y lo mismo el nombre y el reconocimiento de la estirpe. Pero eso no parece haber implicado una subordinación del hombre a la mujer. En realidad, la sociedad de la Vieja Europa parece haber sido muy igualitaria. No había grandes diferencias de clase ni tampoco de sexos. Existía ciertamente una especialización en las funciones y ocupaciones de hombres y mujeres. Pero una igualdad en la estima se deja traslucir en la riqueza pareja de los enterramientos de unos y otras.
En un sistema matriarcal, como el de la Europa primitiva, la mujer suele ser libre de elegir el marido que quiera, o mejor, los maridos que quiera. No existe el concepto ni la penalización del adulterio, que obedece a la necesidad de garantizar en los sistemas patriarcales la pureza de la sucesión por vía paterna. Ni la virginidad suele ser valorada. Y naturalmente es la madre- el padre no tiene plr qué ser siquiera conocido- la que mantiene a su lado y educa a sus hijos."
LOS INDOEUROPEOS Y LOS ORÍGENES DE EUROPA, F. Villar
Aventuras Erásmicas
Bitácora: la travesía estudiantil
Pagine
venerdì 28 dicembre 2012
domenica 25 novembre 2012
Vigo VS. Santiago
Empiezo a descubrir cosas por las que
no me gusta Vigo:
Hay gente a la que a veces me da pereza
cruzarme, cosa que en Santiago creo que nunca me ha pasado. En
Santiago conozco a menos gente pero con la que me siento más a
gusto; en Vigo, por el contrario, me sucede solo con algunos de mis
amigos, que puedo sentirme plenamente yo. (inciso: creo que mi letra
cada vez se parece más a la de mi madre)
Prosigamos, hay cosas buenas en esta
ciudad: llego a casa y no hace frío, pero tengo que hacer menos
ruido, y no está Tebriñas, aunque esto es algo reciente. En Vigo
hace más calor en general; hoy, en Santiago, llovía y refrescó
bastante, y en Vigo el cielo estaba despejado y hacía más
calorcillo.
Pero, sin duda, lo que más me gusta de
Santiago, que Vigo no puede superar, es la vida nocturna.Santiago es
magia, y la gente es más abierta, y más agradable. Podría decir,
incluso, más interesante, aunque esto se puede deber a moverme en el
mundo universitario. O tal vez lo bohemio y artístico de Santiago,
che ne so!
La vida, en general, en Santiago es
más... no sé, tiene algo de fantástico. Se respira otro aire,
tiene otro ritmo. Y menos ruido, menos coches, al menos en mi
Santiago de Vite y Zona Vieja, ese es el Santiago que ofrece una
vida única, especial.
Pero Vigo tiene mar...
Y Santiago tiene verde... y un sauce...
En Vigo está mi cama, y mis peluches,
y Marilyn...
Y en Santiago está el Malas... y su
vida cultural, y sus noches inmejorables, y mis ausentes
ourensanos...
giovedì 4 ottobre 2012
Santiago-Madrid 03.10.2012
Empiezo un nuevo viaje y, sin embargo, no lo siento como si así fuera. Todavía estoy en Santiago, es evidente, sobretodo al escuchar "a saída do vo rianer..." No siento ningún tipo de nervio, ¿será porque veo aún lejos la llegada? ¿O porque el destino ya lo conozco? Esta noche dormiré en Madrid, y cuando hable antes de acostarme con Bruno, sentiré, por fin, el cosquilleo de "wow, en un día estaré en la France" ¡Qué magnífico es volar! Aunque para nada el avión tiene el encanto del tren, eso sí, su velocidad es innegable.
Comienzo el viaje de una manera bastante positiva y que para nada esperaba. En vez de tener que subir a la estación para coger el bus para ir al aeropuerto, me vienen a buscar a la puerta de casa para dejarme en "salidas", "entramos por aquí porque temos que recoller a estes, non porque sexas unha salida", explícame David. Gracias, hombre, estaba a punto de protestar porque me ahorráseis el bus, ¿sabes? Y es que, casualmente, los "Falúos" tenían que ir a buscar a unos amigos poco antes de que mi vuelo saliese . Y menos mal, porque con el maletoncio SIN RUEDAS que le tengo que llevar al señorito Gruno ¡hubiese muerto en el intento!
Tras facturar y deshacerme del muerto, me voy para fuera, al aire, y veo una preciosa puesta de sol, con doscientos tonos de rojo, naranja y amarillo. Por desgracia, no se me ocurrió hacer una foto. En fin, se acerca la hora. Me voy a pasar la puerta de embarque.
El viaje se desarrolló bien, y eso que yo temía alguna "liada" de Ryanair, de eso de quedarse sin gasolina o tenernos horas encerrados. Sin embargo, quitando el dolor de cabeza insoportable y los oídos que parecía que me iban a explotar, todo fluyó con normalidad. Me senté en la misma fila que un ejecutivo más soso que el hambre, así que me acurruqué y me dormí en cuanto dejé de ver cosas perceptibles por la ventanilla. Cuando abrí los ojos, las luces madrileñas se acercaban a pasos agigantados. Íbamos a aterrizar. Piiiiiiiii... dolor en los oídos. Mucho dolor en los oídos Dolor de cabeza. Ufff, que estalla. Bum rrrmmm psss brrrmm aterrizaje finalizado. Autobús para salir de la terminal. Recoger la maleta. Todo en orden, ninguna botella rota. Suspiro de alivio. Perfecto, ahora el largo camino hasta la entrada del metro. Y desde el metro hasta Tribunal... ¿diez minutos? o poco más. Eso sí, mi espalda y mis fuerzas se iban agotando. Pfff... Si esto no es amor, que venga Afrodita y me lo explique.
Enzo me vino a buscar al metro, su casa queda a un paso. Nueva situación, nuevos caminos que aprender. Nuevos compañeros que conocer. La primera impresión fue bastante buena. Y no es tan agobiante la moqueta, sobretodo porque en el salón no hay.
Comienzo el viaje de una manera bastante positiva y que para nada esperaba. En vez de tener que subir a la estación para coger el bus para ir al aeropuerto, me vienen a buscar a la puerta de casa para dejarme en "salidas", "entramos por aquí porque temos que recoller a estes, non porque sexas unha salida", explícame David. Gracias, hombre, estaba a punto de protestar porque me ahorráseis el bus, ¿sabes? Y es que, casualmente, los "Falúos" tenían que ir a buscar a unos amigos poco antes de que mi vuelo saliese . Y menos mal, porque con el maletoncio SIN RUEDAS que le tengo que llevar al señorito Gruno ¡hubiese muerto en el intento!
Tras facturar y deshacerme del muerto, me voy para fuera, al aire, y veo una preciosa puesta de sol, con doscientos tonos de rojo, naranja y amarillo. Por desgracia, no se me ocurrió hacer una foto. En fin, se acerca la hora. Me voy a pasar la puerta de embarque.
El viaje se desarrolló bien, y eso que yo temía alguna "liada" de Ryanair, de eso de quedarse sin gasolina o tenernos horas encerrados. Sin embargo, quitando el dolor de cabeza insoportable y los oídos que parecía que me iban a explotar, todo fluyó con normalidad. Me senté en la misma fila que un ejecutivo más soso que el hambre, así que me acurruqué y me dormí en cuanto dejé de ver cosas perceptibles por la ventanilla. Cuando abrí los ojos, las luces madrileñas se acercaban a pasos agigantados. Íbamos a aterrizar. Piiiiiiiii... dolor en los oídos. Mucho dolor en los oídos Dolor de cabeza. Ufff, que estalla. Bum rrrmmm psss brrrmm aterrizaje finalizado. Autobús para salir de la terminal. Recoger la maleta. Todo en orden, ninguna botella rota. Suspiro de alivio. Perfecto, ahora el largo camino hasta la entrada del metro. Y desde el metro hasta Tribunal... ¿diez minutos? o poco más. Eso sí, mi espalda y mis fuerzas se iban agotando. Pfff... Si esto no es amor, que venga Afrodita y me lo explique.
Enzo me vino a buscar al metro, su casa queda a un paso. Nueva situación, nuevos caminos que aprender. Nuevos compañeros que conocer. La primera impresión fue bastante buena. Y no es tan agobiante la moqueta, sobretodo porque en el salón no hay.
mercoledì 29 agosto 2012
Reflexión sobre el curso 2011-12
Fiesta de A.C.L.A.B.E. * |
Ana e María en Fin de Año |
Dani e máis eu de anfitrións da "festa noir" |
El problema fue que
el piso, precioso, era de tres. La tercera la encontré por Internet.
Yo, en mi síndrome post erasmus, quería vivir con algún
extranjero. Emocionada, encontré a una italiana que venía todo el
curso a Santiago. Este año descubrí cuán diferentes son las dos
Italias...
Al principio, las
cosas con Federica iban bastante bien. Tenía sus peculiaridades,
comía mogollón y se notaba que acababa de salir de casa de sus
padres. Con el tiempo se fue haciendo más y más egoísta, y cada
vez se pasaba más horas encerrada en su cuarto. Los primeros meses
aún salía con nosotros, y se lo pasaba bien; sin embargo, a medida
que avanzaba el curso, socializaba cada vez menos. Sólo salía con
Jorge, un pavo que había conocido saliendo la primera noche conmigo,
y que se convirtió, no sólo en su pareja, sino también, en nuestro
polizón. El chaval parecía muy majo. Pero un día, a la hora de
comer y teniendo yo clase en menos de una hora, les pido a mis compis
el dinero del alquiler, diciendo que ya estamos a día cinco y ya
teníamos que haber pagado, y Federica nos anuncia que se va. “Pero,
¿cuándo? No te irás mañana, ¿no? Te irás a finales de mes,
supongo.” “Hoy fui a mirar la habitación y si puedo me voy
mañana.” Imposible plasmar en plabras el sentimiento de odio e ira
que despertó en mi. Una persona a la que yo había acogido como si
de mi amiga íntima se tratase, a la que mis padres trataron como a
una hija, me las pagaba así, dejándonos colgados en marzo -cuando,
por otra parte, es bien difícil encontrar gente- Y, ¡encima! sin
pagar sus deudas.
Elisabetta no río |
El día que llegó
fui a buscarla a la estación de buses, donde vendría con su novio.
En principio, yo la acogería y luego ella vería si se quedaba o no.
Mientras esperaba me puse a hablar con un chico muy majo, y le conté
que esperaba a unos que no conocía, y en esto que veo salir... allu
Cristianu!! Un colega de Lecce, que por cierto, me había
prometido una pizza y, ¡por fin! me la hizo. ¡Qué grata sorpresa!
Así que en este
sentido el curso parecía ser una mierda, pero luego bien. Y la
convivencia con Dani, aunque a veces me deprimiese su apatía, muy
mala no sería si vamos a repetir. Sí, es cierto que me encantaría
vivir sola y organizar la casa como me place, pero no fue tan mal la
cosa. Eché de menos más cenas y festejos, pero esto es además
producto de un segundo factor:
Entroido |
Fin de Año |
Ildara na festa de A.C.L.A.B.E. |
Jorge, Tebras e a fauna galega |
Domingos no río (Bruno e máis Jorge) |
Ricardo e máis eu no Momo |
Transilvania |
Dejando a un lado lo social, en el campo teatral tuve de todo. Una intensa actividad, ya que me metí en un grupo de teatro universitario, además de en todos los cursos, menos uno, del Aula de Teatro de la USC. Fue un año de mucho aprendizaje. Creo, honestamente, que crecí como actriz; tal vez no especialmente en el campo de la interpretación, pero sí que me llené de conocimientos nuevos. Trabajé, aunque sin llegar a profundizar, en un método para mí desconocido: el montaje de un espectáculo a partir de las improvisaciones de los actores. Sin embargo, el grupo tuvo sus problemas, y la obra no salió adelante. Menos mal que por el camino vino Mónica a salvarme de una crisis teatral. Volví a Non Sí? con la producción de Transilvania, que me costó sangre, sudor y... lágrimas el día del estreno. Pero estoy satisfecha y muy contenta con nuestro trabajo.
Cena de clásicas |
Toda mi actividad
me llevó a padecer unas horribles jaquecas que en el mes de agosto
llegaron a un punto tal que deseaba me explotase el cerebro. Si fuese
esto EE.UU y tuviésemos en casa un arma, no hubiese dudado en
utilizarla.
Y el balance,
señores, debe ser siempre positivo; sin embargo, este curso, si no
digo malo, ha sido con diferencia el más difícil a todos los
niveles, y cuando digo todos, hablo de todas y cada una de las
facetas de la vida. Académicamente, socialmente, emocionalmente,
económicamente... y un largo etcétera de adverbios acabados en
mente.
venerdì 20 luglio 2012
Fin de semana asturiano
Como va siendo tradición, voy con Lucía al teatro un viernes por la
noche, las ciudades pueden ser Gijón o Avilés, ¡qué cosas! La capital ye Uvieu y de teatro poco. Así, me tengo que coger el ALSA- aquí, las proletarias, que no tenemos coche- a las 08:30 de la mañana; sin problema, un poco temprano, pero hay que tener en cuenta que estudio en Santiago, ciudad universitaria donde cada jueves hay algo que hacer, y a mí la de no salgo que mañana madrugo me cuesta aceptarla. En esta ocasión, sería el acto de licenciatura de los de quinto de filología, que visto que hay pocos alumnos por carrera, se congregan en un día; por ello nos encontramos con la facultad llena de gente de punta en blanco y un olor a maquillaje del copón. Al acto en sí no asistí, pero la promesa de celebrarlo por la noche con Ildara era inevitable. A esto hay que añadir que esa noche Soraya (Abigail, nas Bruxas de Salem) venía a Santiago para que, al fin, pudiese verla actuar en su esperado Cabaret Titán. Cual fue mi sorpresa cuando, entre los actores no estaba solo mi querida Soraya, sino que iba a encontrarme con Óscar, el hermano de Alba Irina, que ahora es mago. Así pues, la noche se alargó hasta altas horas, acompañados por una muy norteña lluvia. Como viene siendo tradición, el resultado inevitable fue que no durmiese y me cogiese el bus con las cervezas bailándome en el estómago. Bus, siesta, y ya estamos en Oviedo.
Por la noche vamos a
Gijón a disfrutar de El Nacional de Els Joglars. En tres palabras im-presionante-nante.
Una puesta en escena espectacular pero justificada, una muy buena
interpretación, mucho humor, una gran crítica a la cultura y programaciones
culturales del momento y al mundo capitalista en el que el que no produce
beneficios exacerbados, no existe. Todo adobado con buena música, y lo que fue
aún mejor, los actores nos deleitaron con fragmenteos del Rigoletto,
cantados con voces envidiables. Podría criticar algún detalle técnico, pero no
es el momento de ponerse pedante. De vuelta a Oviedo, caí rendida tras comer un
par de croquetas de la abuela. El sábado nos fuimos a Oviñana, pero la lluvia
nos lo puso un poco difícil, sin paseo al Faro ni comida al aire libre. Eso sí,
los elementos atmosféricos no podían estropear esa obligada y placentera visita
a Ana e Ignacio, con una buena dosis de gastronomía farriega hecha en casa y de
jugar a peleas y otras cosas que tanto le prestan a Ignacio. Acabé muerta, pero
por la noche no pude dejar de pasar por el Cai, a tomar una, lo cual derivó en
una escapada a las fiestas del Pito, a las que nunca había ido. Prestome por la
vida. Estábamos una gran parte del pueblo allí, como si fuese un aperitivo del
verano, que esperemos tenga casa para disfrutarlo sin problemas (*). Pero lo
mejor y más inesperado de la noche llegó cuando vi a lo lejos una cara conocida
¡y tan conocida! Antón, como yo lo llamo, mi ex casi primastro segundo. Sí,
allí estaba, después de tropecientos años sin verlo, igual que siempre pero con
más barba. Eso sí que no me lo esperaba, una muy agradable sorpresa. Espero que
sea verdad y que este verano le veamos el pelo.
Como me había prometido a
mí misma, me volví con Mantequilla a horas muy tempranas, me costó, casi me
convencen para que me quede, pero cuando a la mañana siguiente, tras dos horas
de ruido en casa, decidí levantarme y vi el sol que se filtraba por la ventana,
me sentí orgullosa de mi yo del pasado y su responsable decisión. Lucía y yo
nos hicimos una bonita caminata hasta el Faro luchando contra el viento, eso
sí, una caminata con muchas vueltas y pausas, la difícil búsqueda de la casa de
la concejala dio sus frutos, esperemos que mi proyecto del taller de teatro
siga adelante, vi a Alfonso muy interesado, lo que me animó bastante, ojalá que
a la asociación de vecinos le parezca también una buena idea(**). Luego fuimos
a ver una casa muy guapa, grande, luminosa y con cocina de leña. Le vi
solamente un par de fallos: el primero y más importante para mí, pero
objetivamente, el más estúpido, no está en Vivigo, mi barrio de Oviñana desde
hace veintidós años; el segundo, que no deja de ser un romántico inconveniente,
es que no tiene chimenea; el tercero es la falta de verde, tiene espacio fuera,
pero cementado, ¡craso error! ¿Qué va a ser de nuestras plantas? Aunque, bien mirado,
para la mayor parte de la gente, mis pegas suenan estúpidas. Aquí lo importante
es tener casa.
Por fin llegamos al Faro,
volvimos y nos hicimos una de esas eternas comidas de la abuela, en medio de la
cual llegaron las Selicas. Más paseo, esta vez improductivo, ya que la casa que
fuimos a ver no se alquilaba. Después fuimos hasta el prao de Selica, que
parece una selva, a ver si lo limpia y nos hacemos allí un camping improvisado.
Se nos acaba el tiempo en
Oviñana, así que paso por el Cai para despedirme, y me dicen la de siempre:
“Acabas de llegar y ya marchas. ¿Ahora qué, hasta el verano nada?” Esperemos
que la respuesta sea: No, volveré antes (***), ma chi sa, chi sa, cosa sarà.
Cómo no, una visita rápida a Ignacio y Ana y vuelta para Uvieu, y velaquí
me acho, en un bar del casco histórico de la capital asturiana, con un ambiente
cojonudo, que sería mil veces mejor con un Estrella. Eso sí, no hay Estrella
pero ni el del bar se salva de ser un prototipo de tío de puta madre de
Santiago, esto podría ser un Curruncho de colegas en sus mejores días.
Oviedo, 29/04/2012
*En el
momento que escribí esto aún no estaba claro qué sucedería con el alquiler.
**Idem
***Por
desgracia la respuesta fue afirmativa
lunedì 30 aprile 2012
Maldito abril
Maldito
abril
Cinco años y todavía duele. Es un dolor profundo, muy interno,
difícil de describir. Es un nudo en la garganta y una ola de
impotencia, es un querer gritar a los cuatro vientos que en mí
sigues vivo. Es dolor, es pena, pero, sobretodo, es la tristeza de no
poder compartirlo, el no tener a nadie cercano que sepa lo que
significa treinta de abril. Es la decepción y la soledad que siento
al pensar que por mucho que quisiera, nadie me iba a hablar de tí,
no puedo compartir tus recuerdos, no puedo decirle a nadie “¿te
acuerdas cuando Emi...?”. No puedo oír un “yo también lo echo
de menos”. No hay nada, absolutamente nada, y eso es infinitamente
doloroso. Ninguna persona de mi alrededor sabe que esta noche la
pasaré abrazada a la almohada recordando tus besos, desesperándome
por no tener un lugar a donde llevarte flores, por no tener un trozo
de tí que besar, lo único que me quedan son unas pocas fotos y los
momentos que pasamos juntos, que lucho por que no se escapen de mi
memoria. Lucho por no olvidar cada una de las noches contigo, cada
uno de los días, cada una de las miradas. Recuerdo tus labios
carnosos, que me besaban con una pasión única en mi vida, tu cuerpo
moreno y su olor, trato de sentir tus abrazos. Recuerdo la lluvia
mojándonos en el parque morado, jamás podré olvidar tu intensidad,
tus sonrisas, únicas. Emi, esos ojos llenos de pasión me
atravesaban y me hacían temblar. Recuerdo aquella vez que llegaste a
Oviñana, creo que era un once de agosto, poco antes de las fiestas,
estábamos en la escuela viendo una película, fue sentirte entrar y
el pelo se me erizó, entonces me miraste y ya era tuya, otro verano
de pasión y escondites, de besos en la noche y caricias furtivas.
Nadie puede entender lo que pasa dentro de mí cuando recuerdo esto,
no es el dolor de saber que ya no me besarás, es el dolor de saber
que ni siquiera puedo desear que suceda. Es el dolor de pensar que no
hay ninguna esperanza, que te has esfumado, no volveré a verte tan
siquiera a lo lejos, no oiré hablar de tí. No me que nada, solo
cenizas, sombras, fantasmas de un pasado que nunca volverá. Y,
todavía, unas briznas de pasión atadas al pecho que no podré
entregar a nadie, porque estaban esperando por tu fuego que me
traería el siguiente verano.
-30 de abril de 2012-
domenica 22 aprile 2012
Un mundo feliz
Aquí os dejo un trabajo que tuve que hacer hace unos seis años para filosofía, pero que realmente es apropiado para estos momentos:
Antes de que el profesor acabase
de escribir el título en el encerado, yo ya sabía que este sería el libro que
leería, puesto que llevaba mucho tiempo deseándolo pero, por unas cosas u
otras, no encontraba la ocasión propicia.
Un mundo feliz cuenta la historia de una
civilización avanzada en el tiempo y la tecnología. Se podría encuadrar dentro
de la ciencia ficción, de hecho esta es la opinión más generalizada, pero tras
haberlo leído, creo que no es tan ficticio como a primera vista parece.
La obra,
situada en Londres, nos presenta una civilización en la que todo es perfecto, en la que todos aman su trabajo y
se alegran de su condición social, en la que todos tienen lo que desean o creen
desear, y hacen lo que quieren y deben,
dentro de un orden, por supuesto. La gente no nace de una forma natural, sino
que es “fabricada” en centros y allí es “condicionada” para la vida que llevará
y para estar contenta con su labor. El
condicionamiento consiste en un aprendizaje basado en la repetición de un mismo
mensaje durante un largo período de tiempo mientras los niños duermen.
En
principio todo parece perfecto y hermoso, todo es fácil, todo está al alcance
de sus manos y las necesidades básicas están perfectamente cubiertas. Lo que mueve
a la sociedad es el consumismo desaforado, todos tienen lo que desean y todos
desean lo que se les da. Cuando tienen un problema mínimo o les sucede algo que
se sale de la norma, como el simple cansancio, se toman una droga socialmente
aceptada llamada soma. Con todo esto,
se elimina del mundo la pasión, se eliminan los sentimientos demasiado
intensos, se eliminan los triunfos y la recompensa moral y personal de haber
conseguido algo por tu propio esfuerzo. Pero nadie parece darse cuenta. ¿Nadie? No. Hay una persona, y luego
dos, y finalmente tres, que no se dejan, o no quieren dejarse manipular, que
tras haber visitado una reserva natural en la que la población vivía con medios
arcaicos, con todos los sentimientos a flor de piel, se dan cuenta de que su
mundo no es tan perfecto como pensaban.
Este libro
me impresionó, me gustó, pero sobre todo me hizo reflexionar. No habla de un
mundo tan ficticio, creo yo, ya que de alguna forma nosotros también estamos
condicionados para ser como somos, buscamos la comodidad y el consumo, queremos
la eterna felicidad y las facilidades para conseguir lo que se nos antoja sin a
penas un mínimo esfuerzo. Poco a poco, le vamos arrebatando la poesía a nuestra
vida, suprimimos los sentimientos como la satisfacción del esfuerzo realizado
en las empresas que emprendemos. Nuestro objetivo no va más allá de nuestra
propia e inmediata felicidad, sin tener en cuenta al resto. La vida se basa en
las apariencias y en el qué dirán, condenando a aquellos que piensan diferente.
Hacemos de la gente objetos sexuales y le robamos al amor su lirismo, olvidamos
el valor de ir paso a paso encandilando a una persona, es mejor satisfacer tu
deseo inmediato que conseguirlo poco a poco usando tu imaginación y poniendo en
ello todo tu empeño. Intentamos vivir en un mundo feliz, feliz y artificial
donde los sentimientos no valen nada, donde trabajamos y producimos dinero para
consumir, consumir y consumir sin darle valor a las cosas que compramos.
Juzgamos a la gente por su ropa y su estatus social. Solo se respeta a aquellos
que no piensan por sí mismos, a aquellos que no se paran a reflexionar sobre lo
que está bien y lo que está mal, solo se consideran buenos ciudadanos a los que
viven para trabajar, conseguir dinero, consumir y no salirse de la norma social
y del pensamiento general que no va más allá de la propia felicidad. Y si el
mundo va mal…que lo cambien los otros. Pero, aquí no tenemos soma.
He llegado
a la conclusión de que no quiero convertirme en una persona manipulable dominada
por el consumismo y el sentir de las masas. De una forma u otra me siento
distinta, pero no lo suficiente como para que el mundo cambie, al menos de
momento.
Si alguien puede impedir que acabemos como Huxley se imagina
somos nosotros, los jóvenes.
Iscriviti a:
Post (Atom)