mercoledì 26 gennaio 2011

Bitácora: Capítulo VIII

Retornamos después de las fiestas de nuestra cristiana natividad. Volvemos a la Católica Italia, donde el más comunista alternativo te da felicidades por el Año nuevo y te pregunta por las fiestas. Aquí la tradición de las uvas no existe, sino que comen lentejas y patas de cerdo, para llamar al dinero, dicen.

Vuelvo con el recuerdo que me había quedado de la última manifestación. 14 de diciembre en Roma. Una manifestación como jamás había visto. Una auténtica guerra civil en la que manifestantes y policía se enfrentan cara a cara con heridos en ambos flancos. Guerrilla revolucionaria. Y yo, sin poder evitarlo, me encuentro en medio. Feliz,
en primera línea de fuego, aunque con precaución, que nunca está de más.
Sin embargo, el año nuevo empieza más tranquilo, sin manifestaciones violentas y con el deber del estudiante acechando.

La primera cosa que hago al llegar el sábado es ir al Paolone, ¡cómo no! para ver a Kuba y Magda, mis polacos preferidos. Todos habíamos echado mucho de menos Lecce. 

El martes 11 de enero tengo un control de storia greca, durante el cual me dan la nota del anterior examencillo. Voy a recibir el resultado un poco nerviosa, dado que era el primer  examen que había hecho en italiano, sin embargo, descubro que mis miedos eran infundados ya que hasta la profesora me da la enhorabuena. Está muy bien, felicidades. Tienes un 26/30. ¿Veintiséis? Mis colegas italianas, la mayoría suspensas, alucinan. ¿Cómo es posible que tú, la compagna spagnola, hayas sacado mejor nota que nosotras? Alucinante. Aunque, como todo, tiene una explicación, ya que para ellos es su primer año de carrera y ya sea en España o en Italia, tres años de facultad te dan una pequeña experiencia en lo que se dice hacer exámenes y aprender a estudiar. Así que, contentísima, hago el otro examen, que saldrá con geniales resultados: 30/30 y la enhorabuena de la profesora, esta vez me dice: estaba francamente bien. Me muero de la alegría, pero, sin embargo, me pregunto ¿no me estará dando notas de más por ser Erasmus? Así que le pregunto a gente de otros años, que conocen mejor a los profesores, y desmienten mis pensamientos. No te preocupes, la Frisone es una mujer justa, y si te tuviese que inflar la nota, lo haría en el final. No puedo más que llenarme de orgullo.

Se está acabando el período de clases, y por causa de la huelga de profesores y la nuestra, ahora tenemos una sobrecarga horaria que no me deja ni respirar, me paso de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde en la facultad, y luego, teatro, asambleas… Ni tiempo para respirar.

Menos mal que me he traído mi cafetera, porque con el minúsculo tamaño de las italianas y este ritmo de vida, tendría que hacerme veinte cafeteras al día.

La semana siguiente me espera un examen de storia romana que me tiene muy preocupada, ya que me han dicho que el profesor es muy exigente, y el libro que tengo para estudiar es ilegible, enrevesado y en un italiano muy formal. Que por cierto, aquí en la universidad usan libros de texto, como en el cole.

¡Qué semana! ¡Qué nervios! Sin embargo, el miércoles las ganas de ver a Kersten y a los otros erasmus son superiores al miedo al examen y me hago una escapadita al semanal concierto de los miércoles: jazz al Coffee and Cigarettes. Me sienta genial ir, me doy cuenta de que echaba mucho de menos a mis queridos erasmus internacionales. Sin embargo, la idea de la obligación de estudiar y el miedo al examen son superiores a mí y me voy muy temprano a casa.

El jueves me encuentro con Giuliano, que se va a Tailandia un mes. Te echaré de menos Giulià. Vete a visitar a Lorenzo que estará solo. ¡Por supuesto, lo haré! Así que la semana siguiente me voy a comer una riquísima lasagna que Lorenzo me hace con amor, ya que mami no me pudo hacer comidita por mi cumple, me la hace el TíoLorenzo.

El sábado voy a ver a Andrea que toca en un bar semiheavy. Nadie hace pogo, soy la única que da la nota, como siempre. Voy, como no, con Julie y Daniel, mis queridos alemanes, con ellos está Wolfang, un simpático amigo de Daniel que ha escapado del invierno germano durante al menos tres semanas.

El concierto bastante bien, no puedo evitar recordar a mi preciado Lethal en sus inicios. Para no abandonar las tradiciones, me llevo una baqueta de recuerdo que el batería me da con todas las ganas, seguro que es la primera vez que le pide una baqueta una loca española que ha estado pogueando sola, en primera fila, en uno de sus conciertos debut.

El domingo estamos casi obligados a ir a la Focara, un evento que hay una vez al año típico de esta región. En un pueblo a diez minutos de Lecce se hace una hoguera inmensa, y cuando digo inmensa no hablo de las grandes hogueras de panxoán, sino de una hoguera de la altura de un edificio. Allí se hacen conciertos durante varios días, aunque nosotros vamos solo el día del Señor. Tomo la decisión de ir a las diez de la noche, junto con Diego, un español de León, ya que, como toda esa semana y media, seguía con el examen de storia romana en mente; sin embargo hago bien en ir, aunque solo sea para ver la magnitud de tal hoguera y para encontrarme con mis compañeros de la ocupación del Ateneo. Sin prepararlo, sin saberlo, de repente hay un frente de chavales del Ateneo Occupato que se reencuentran alrededor del fuego y la música. Precioso. Hay trenes a propósito durante toda la noche (en Italia la noche acaba a las 3 de la mañana, pero casi mejor, que es domingo) Un evento realmente digno de ver.

Empieza la semana más estresante de mi vida lechera. Mil clases y el viernes tengo el examen de historia romana, duermo fatal, del cansancio, una tarde me quedo dormida en un aula estudiando. El jueves hay fiesta en el Ateneo y yo no puedo ir. El razonamiento de mis compañeros es: mujer, vente a la fiesta, ya harás el examen otro día. Obviamente, mamáCons no puede razonar así, con lo cual el viernes a las nueve de la mañana, puntual, estoy en la puerta del despacho del profesor preparada, o no, para hacer mi primer examen oficial, y oral, en italiano. Cuál es mi sorpresa- sí, las vacaciones me habían hecho olvidar esta mi querida Italia- cuando veo al profesor aparecer a las nueve y media. Hasta aproximadamente las 10:30 no me recibe para el examen, y anonadada, veo como me invita a un café. ¿Pero es esto serio? Primera pregunta del examen: ¿Quién es Constanza? Mi respuesta: yo. Muy bien, y ¿quién es Constanza? Segunda respuesta: el femenino de Constanzo. ¿Y quién es Constanzo? Siguiente pregunta ¿qué personaje te ha gustado más? ¡¿Qué?! ¿Es esto un examen? Julio César, ¿por qué?  Porque me gustan mucho los cómics de Astérix. Diez minutos más de examen y un veintiséis. ¡Ala! Primer examen erasmus, y con uno de los profesores más “exigentes” Una de dos, o los italianos no saben lo que significa el término exigencia, o el profe acababa de tener un nieto. Chi lo sa…

Y yo que me había pasado una semana estresante y había dejado de hacer un montón de cosas y me encuentro con esta extraña seriedad. ScheiBe!

Para celebrar el primer examen hacemos una fiesta de disfraces en casa, obviamente, tenía que festejar mi cumpleaños a la santiaguesa. Muy divertida, con muchos litros de sangría y una gran variedad de nacionalidades. Sin embargo, un poco decepcionada veo que lo del disfraz no cuaja demasiado, solamente los del piso y Julia und Daniel acompañados de su amigo Wolf, vienen disfrazados. Sin saber casi cómo, me encuentro a horas intempestivas volviendo a casa, después de haberme colado ilegalmente en el anfiteatro y haberme tomado un café en casa de mis queridos alemanes. Totalmente santiaguil la noche. El sábado es un día casi inexistente, y el domingo voy a ver a mi querido Roberto. Un semiperroflauta italiano que se dedica a hacer pulseras y pendientes y venderlos en la calle. Es genial, y me regala un pendiente enorme con una divinidad maya.
Y el lunes por fin le hago la prometida paella a un tal Francesco, aquel italiano con el que no tengo a penas tema de conversación. Aunque el pobre hombre no sepa hablar conmigo más que de comida, me divierte poder cocinar algo más allá de la pasta y la comida para una sola.

Al día siguiente, el mismo día que termino de escribir este capítulo, voy a clase de literatura griega y por fin consigo calmarme ya que el profesor me dice que con tal de que en el examen le demuestre un buen conocimiento del griego y de las obras basta, que si tengo problemas en el traducir del griego al italiano, nos apañamos. Por la tarde tengo clase de storia greca y al salir me encuentro con una parte de los ocupantes y vamos a boicotear un evento de tintes fascistas. Las maneras no me gustan, no es el Ateneo occupato el que está en cabeza de esta manifestación y se nota. Hacemos lo que se dice “una brutta figura” porque se dedican a gritar tonterías sin sentido y cuando les dan la posibilidad de hacer una intervención su respuesta es irse. ¡Qué pena que tantas veces la izquierda peque de lo mismo que la derecha! Después voy con Ilaria, la milanesa lechese, a una organización, asociación, especie de mercadillo de trueque donde puedes llevar o coger lo que gustes y me hago con un par de jerseys de lo más retro para combatir la “brutta stazione”, como decían los griegos. Además mantengo una conversación de lo más interesante sobre el ser vegetariano o vegano y el respeto a los animales. En medio de la conversación llega un chico senegalés un poco borracho que tras pedir un par de pantalones nos cuenta los desastres de su vida y nuestras caras se caen de la vergüenza al ser conscientes con su historia de la intolerancia de la desarrollada Europa que les vende el paraíso y luego les apalea. Hombre blanco, lengua de serpiente.

sabato 1 gennaio 2011

Balance 2010


Recuerdo en estos momentos las clases del insti de Agustín Fernández Paz. Como amaba tanto la literatura de vez en cuando nos hacía escribir cosas, uno de los ejercicios que habíamos hecho se llamaba “Gústame, non me gusta”. Con motivo del fin del año e inicio del 2011, con una preciosa resaca que supongo será global, voy a hacer una pequeña recapitulación de lo que fue el 2010 al estilo “gústame, non me gusta” desviándome un poco de la temática de la Bitácora, aunque solo en parte, porque, al fin y al cabo, la vida misma es una travesía.



Gustoume, non me gustou

Gustoume inicialo 2010 indo a Oviedo. Non me gustou chegar case sen dormir.
Gustoume a festa Marvel con Arrianem de Lesbos. Non me gustou ir no ALSA coa cara verde.
Gustoume o bombín que me regalaron as de Vigo. Non me gustou que me quedase grande.
Gustoume Raskolnikov. Non me gustou non ler máis.
Gustoume vivir un ano máis en Santiago. Non me gustaron as discusións.
Gustoume iniciala obra de Apolo e Dafne. Non me gustou deixala.
Gustoume ensinarlles a droga do teatro a Oscar e Hentschel. Non me gustou non ir ao Rocky todos xuntos.
Gustoume escoitar cada luns a Ricardo. Non me gustou deixar de facelo.
Gustoume disfrutar con Dani de perdelo tempo. Non me gustou encontralo sen sorriso.
Gustoume telo carnet. Non me gustou conducir por Vigo.
Gustoume ter unha familia política. Non me gustou distanciarme.
Gustoume entrar en Non Sì?. Non me gustaron as dificultades.
Gustoume descubrir Santart. Non me gustaron as actitudes infantís.
Gustáronme as festas en casa. Non me gustou recoller ao día seguinte.
Gustoume regalarlle o meu tempo a quen quería. Non me gustou que o escachara.
Gustáronme as ceas comunales. Non me gustaba limpalo salón.
Gustoume afianzala amizade cos de Santiago. Non me gustaron os malentendidos.
Gustoume o curso de bufón. Non me gustou dormir dúas horas.
Gustoume a escapada con María. Non me gustou mollarme na autoestrada.
Gustoume velas Violadoras xuntas. Non me gustou non repetilo.
Gustoume ver a Mashkie en concerto. Non me gustou recordar que a amizade non é eterna.
Gustábame volver os venres a casa. Non me gustou que me deixase de gustar.
Gustoume ser pitufo por un día. Non me gustou a xente non disfrazada.
Gustoume a Gala dos Óscars. Non me gustou non telo video.
Gustáronme os domingos no ATSA con Ana. Non me gustaba chegar tan tarde a casa.
Gustábame ir a Pontevedra despois do ensaio. Non me gustaba erguerme o luns.
Gustáronme as tantas noites de Santiago. Non me gustaron as resacas.
Gustoume Bonaval. Non me gustou ir tan pouco.
Gustoume a Comparada. Non me gustou rematar as súas prácticas.
Gustoume a choiva de Santiago. Non me gustaba non facela fotosíntese.
Gustoume que os friklásicos se abrisen un pouco más. Non me gustou non disfrutalo a fondo.
Gustoume xogar con Shakespeare. Non me gustou a despedida.
Gustoume Pontevedra. Non me gustou odiala.
Gustábame cociñar con Sandro. Non me gustou discutir.
Gustoume esquiar en Baqueira. Non me gustou non atopalo rei.
Gustoume San Pedro baleiro. Non me gustou non ir máis.
Gustoume posar para él. Non me gustou facelo tan pouco.
Gustoume Oviñana en inverno. Non me gustou estar lonxe.
Gustoume coñecer mellor ao Infeliz. Non me gustou ver afastarse amizades de sempre.  
Gustoume rencontrala Chupipandi. Non me gustou vela incompleta.
Gustoume ter a Laura en Santiago. Non me gustou a brevidade.
Gustoume namorarme. Non me gustou o final.
Gustoume Ortigueira. Non me gustou o mundial.
Gustoume Mallorca. Non me gustou a calor.
Gustoume bañarme coa lúa. Non me gustou a edificación na costa.
Gustáronme os coellos de Isma. Non me gustou o riesgo.
Gustoume o estrambotismo de Bruno. Non me gustou ir ao tren.
Gustáronme as escapadas a Ourense. Non me gustou a cachada.
Gustáronme as rutas en Ons. Non me gustou o frío.
Gustoume actuar na rúa. Non me gustou perdela voz.
Gustoume Motorhead. Non me gustou chorar.
Gustoume estar con Dani en Lugo e Castropol. Non me gustou que o Alsa me abandoase.
Gustoume chegar a Oviñana en camión. Non me gustou esperar na autoestrada.
Gustoume o novo agosto. Non me gustou o resultado.
Gustoume o Ecofarriego. Non me gustou o chismefarriego.
Gustoume a Lisboa brasileira. Non me gustou a viaxe de volta.
Gustoume irme de Erasmus. Non me gustou volver polo Nadal.
Gustoume descubrir Lecce e o Ateneo. Non me gustou desocupar.
Gustoume aprender alemán. Non me gustou non aprender máis.
Gustoume a paréntesis a Barna e Santiago. Non me gustou o metro.
Gustoume a loita política. Non me gustou a resposta.
Gustoume a mani en Roma. Non me gustou o lacrimóxeno.
Gustoume ver a Celia en Madrid. Non me gustou marchar tan pronto.
Gustoume o rencontro en Santiago. Non me gustou volver a Vigo.
Gustoume ir a Siniestro con Encito. Non me gustou a afonía.
Gustoume o fin de ano. Non me gustou espertar.

Gustoume vivir ao máximo, pero non me chegou o tempo.