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Fiesta de A.C.L.A.B.E. * |
Este curso 2011-12 ha sido difícil y
muy diferente de los otros dos años que pasé en Santiago, tal vez
desde una perspectiva global, fue un poco peor, sin embargo, de
pequeños momentos y grandes logros está lleno.
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Ana e María en Fin de Año |
Para empezar, todo iba a ser distinto
dado que mis hermanas de Santiago ya no estaban. Mis inseparables Ana
y María tomaron cada una su propia dirección. María a Vigo, a
hacer lo que realmente quería: teatro. Tras dos años de poca
actividad, mucha fiesta y mucho replanteárselo, decidió que sí,
que Santiago le encantaba, pero lo suyo era volver e intentar entrar
en la ESAD. Y yo pienso, ¡ojalá estuviese la escuela en Santiago!
Pero bueno, el corcho es feliz y aunque la eché mucho de menos,
éche
o que hai! Ana, que como ya
sabréis, entre sus múltiples virtudes no se encuentra la del
equilibrio mental- con todo mi cariño-, decidió que no se sentía
satisfecha en Santiago, o mejor dicho, con la USC, y pidió un
traslado de expediente a Barcelona, universidad en la que ¡atención!
“chamas, tío, e che collen o teléfono” decía
ella sorprendida. Sin embargo, se cansó de Barcelona, y tras sopesar
solicitar una Séneca para Santiago, marchó de Erasmus a donde
realmente deseaba: Berlín. Y allí está, que no quiere volver. Ais,
Aniña, hasta eché de menos nuestras discusiones...
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Dani e máis eu de anfitrións da "festa noir" |
Por ello, me fui a
vivir con Dani. En una convivencia que los dos sabíamos tendría
algo de duro y algo de inmejorable. Pero si fui capaz de vivir con
dos niños de mamá y cuatro italianos peculiares, ¡qué no iba a
compensar lo de bueno que hay en Dani con lo vago de su carácter! Y
él asumió que, de vez en cuando, sería mi saco de boxeo. La niña,
estresada, que necesita soltar gas. Pero cuando quieres a alguien
como a un hermano, aceptas estas cosas.
El problema fue que
el piso, precioso, era de tres. La tercera la encontré por Internet.
Yo, en mi síndrome post erasmus, quería vivir con algún
extranjero. Emocionada, encontré a una italiana que venía todo el
curso a Santiago. Este año descubrí cuán diferentes son las dos
Italias...
Al principio, las
cosas con Federica iban bastante bien. Tenía sus peculiaridades,
comía mogollón y se notaba que acababa de salir de casa de sus
padres. Con el tiempo se fue haciendo más y más egoísta, y cada
vez se pasaba más horas encerrada en su cuarto. Los primeros meses
aún salía con nosotros, y se lo pasaba bien; sin embargo, a medida
que avanzaba el curso, socializaba cada vez menos. Sólo salía con
Jorge, un pavo que había conocido saliendo la primera noche conmigo,
y que se convirtió, no sólo en su pareja, sino también, en nuestro
polizón. El chaval parecía muy majo. Pero un día, a la hora de
comer y teniendo yo clase en menos de una hora, les pido a mis compis
el dinero del alquiler, diciendo que ya estamos a día cinco y ya
teníamos que haber pagado, y Federica nos anuncia que se va. “Pero,
¿cuándo? No te irás mañana, ¿no? Te irás a finales de mes,
supongo.” “Hoy fui a mirar la habitación y si puedo me voy
mañana.” Imposible plasmar en plabras el sentimiento de odio e ira
que despertó en mi. Una persona a la que yo había acogido como si
de mi amiga íntima se tratase, a la que mis padres trataron como a
una hija, me las pagaba así, dejándonos colgados en marzo -cuando,
por otra parte, es bien difícil encontrar gente- Y, ¡encima! sin
pagar sus deudas.
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Elisabetta no río |
Del sur de Italia
iba a llegar la solución. Elisabetta. Medio adulta, medio dibujo
animado. Una loca salentina amiga de una conocida mía a su vez amiga
de Ilaria, mi antigua compañera de piso de Lecce. Buena gente, pero
espídica. Un manojo de nervios, alegría, altibajos... Una
metralleta al hablar, eso sí, honrada. Y con un precioso acento
salentino.
El día que llegó
fui a buscarla a la estación de buses, donde vendría con su novio.
En principio, yo la acogería y luego ella vería si se quedaba o no.
Mientras esperaba me puse a hablar con un chico muy majo, y le conté
que esperaba a unos que no conocía, y en esto que veo salir... allu
Cristianu!! Un colega de Lecce, que por cierto, me había
prometido una pizza y, ¡por fin! me la hizo. ¡Qué grata sorpresa!
Así que en este
sentido el curso parecía ser una mierda, pero luego bien. Y la
convivencia con Dani, aunque a veces me deprimiese su apatía, muy
mala no sería si vamos a repetir. Sí, es cierto que me encantaría
vivir sola y organizar la casa como me place, pero no fue tan mal la
cosa. Eché de menos más cenas y festejos, pero esto es además
producto de un segundo factor:
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Entroido |
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Fin de Año |
Todos los chicos se
fueron a vivir a la zona sur. Me quedé solita. Ana y María cada una
por su lado. Ari se marchó a
Ponteperra. Adri acabó mal con
Álex y para colmo se fue de Séneca a Sevilla... y encima, los
chicos súper lejos, ennoviados y tomándose la vida en serio.
¡Pufff! Seguramente la falta de amigos cerca y disponibles, fue una
de las cosas que peor llevé este curso. Hubo tantas veces en las que
me sentí sola... (y no quiero imaginar lo que sucederá el que
viene). Eso sí, las veces que salimos y organizamos cosas , fueron
inolvidables. Fin de año es un gran ejemplo, ¡fue genial! Difícil
que estuviésemos todos, pero los que estuvimos dejamos el listón
alto. Pocas pero felices salidas por Santiago. Otro ejemplo fue
Ortigueira, con su bien merecido post at Santiago, y la locura del
Apóstol.
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Ildara na festa de A.C.L.A.B.E. |
Para contrarrestar
la falta y lejanía de mis amigos, que encima no hacía nada por
verme (malditas mujeres y zona sur) estuvo Ildara. Me apoyó todo el
curso. Descubrí más de ella, y me di cuenta de cuanto la quiero y
del enorme corazón que tiene. Con Ildara aprendí a armarme de
paciencia y a pensar “take it easy e sonríe bacalao que la vida es
bella”.
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Jorge, Tebras e a fauna galega |
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Domingos no río (Bruno e máis Jorge) |
No podría
olvidarme de mis inigualables vecinos. ¡Ellos sí que me dieron
vida! Cuando estaba pocha o estresada, sólo tenía que pasarme por
ahí, y tenía a Bruno y Jorge, y cada vez más a Diego, para
escucharme o hacerme una tila. ¡Y esos paseos por el monte! Únicos.
Sí que los echaré de menos este año. Aunque, vaya, a Jorge lo
tendré de compi algunos meses, pero al pequeño orensano lo
tendremos por la France vendiendo galletitas y será muy difícil
encontrar un sustituto.
C'est la vie! Que nos quiten lo
bailao, pues disfrutamos yendo al río, paseando y bailando ska.
Entre otras muchas cosas, me dieron estos dos el mejor final
do
Entroido que hubiese querido imaginar. Tras una noche de desfase
con mis amigos, otra con ellos en las Termas de Ourense, y una
retirada ao Xen, en contacto con la naturaleza y un acogedor hogar.
¡olé, cura baptismal!
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Festa da Mafia |
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Ricardo e máis eu no Momo |
Así que, si de
vida social anduve escasa, la poca fue breve, pero intensa y de
calidad. Aunque no faltó mi nocturna afición de ir a ver tocar a
Ricardo, sola o acompañada. Descubrimiento de las noches -y ya no
tan noches...- foi a casa do Patín; gracias a Claudia, que poco la
vi, pero cuando estuvimos juntas lo disfruté.
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Transilvania |
Dejando a un lado lo social, en el campo teatral tuve de todo. Una intensa actividad,
ya que me metí en un grupo de teatro universitario, además de en
todos los cursos, menos uno, del Aula de Teatro de la USC. Fue un año
de mucho aprendizaje. Creo, honestamente, que crecí como actriz; tal
vez no especialmente en el campo de la interpretación, pero sí que
me llené de conocimientos nuevos. Trabajé, aunque sin llegar a
profundizar, en un método para mí desconocido: el montaje de un
espectáculo a partir de las improvisaciones de los actores. Sin
embargo, el grupo tuvo sus problemas, y la obra no salió adelante.
Menos mal que por el camino vino Mónica a salvarme de una crisis
teatral. Volví a Non Sí? con la producción de Transilvania, que me
costó sangre, sudor y... lágrimas el día del estreno. Pero estoy
satisfecha y muy contenta con nuestro trabajo.
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Cena de clásicas |
Académicamente fue
mediocre. No pude con el griego, aunque he de decir que la profesora
fue bastante bastarda. El indoeuropeo me costó lo suyo, muchas más
horas de trabajo de las que mi ritmo de vida podían soportar. Eso
sí, el latín lo aprobé, y orgullosa me hayo. Sánscrito me
apasionó, pero faltó tiempo para aprenderlo de verdad. Algún día
de algún año que no tenga nada que hacer (risas a mis espaldas)
igual lo retomo y profundizo.
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Folga xeral |
As línguas não
forom mal.
Toda mi actividad
me llevó a padecer unas horribles jaquecas que en el mes de agosto
llegaron a un punto tal que deseaba me explotase el cerebro. Si fuese
esto EE.UU y tuviésemos en casa un arma, no hubiese dudado en
utilizarla.
Y el balance,
señores, debe ser siempre positivo; sin embargo, este curso, si no
digo malo, ha sido con diferencia el más difícil a todos los
niveles, y cuando digo todos, hablo de todas y cada una de las
facetas de la vida. Académicamente, socialmente, emocionalmente,
económicamente... y un largo etcétera de adverbios acabados en
mente.