mercoledì 29 agosto 2012

Reflexión sobre el curso 2011-12


Fiesta de A.C.L.A.B.E. *
Este curso 2011-12 ha sido difícil y muy diferente de los otros dos años que pasé en Santiago, tal vez desde una perspectiva global, fue un poco peor, sin embargo, de pequeños momentos y grandes logros está lleno.

Ana e María en Fin de Año
Para empezar, todo iba a ser distinto dado que mis hermanas de Santiago ya no estaban. Mis inseparables Ana y María tomaron cada una su propia dirección. María a Vigo, a hacer lo que realmente quería: teatro. Tras dos años de poca actividad, mucha fiesta y mucho replanteárselo, decidió que sí, que Santiago le encantaba, pero lo suyo era volver e intentar entrar en la ESAD. Y yo pienso, ¡ojalá estuviese la escuela en Santiago! Pero bueno, el corcho es feliz y aunque la eché mucho de menos, éche o que hai! Ana, que como ya sabréis, entre sus múltiples virtudes no se encuentra la del equilibrio mental- con todo mi cariño-, decidió que no se sentía satisfecha en Santiago, o mejor dicho, con la USC, y pidió un traslado de expediente a Barcelona, universidad en la que ¡atención! “chamas, tío, e che collen o teléfono” decía ella sorprendida. Sin embargo, se cansó de Barcelona, y tras sopesar solicitar una Séneca para Santiago, marchó de Erasmus a donde realmente deseaba: Berlín. Y allí está, que no quiere volver. Ais, Aniña, hasta eché de menos nuestras discusiones...

Dani e máis eu de anfitrións da "festa noir"
Por ello, me fui a vivir con Dani. En una convivencia que los dos sabíamos tendría algo de duro y algo de inmejorable. Pero si fui capaz de vivir con dos niños de mamá y cuatro italianos peculiares, ¡qué no iba a compensar lo de bueno que hay en Dani con lo vago de su carácter! Y él asumió que, de vez en cuando, sería mi saco de boxeo. La niña, estresada, que necesita soltar gas. Pero cuando quieres a alguien como a un hermano, aceptas estas cosas.

El problema fue que el piso, precioso, era de tres. La tercera la encontré por Internet. Yo, en mi síndrome post erasmus, quería vivir con algún extranjero. Emocionada, encontré a una italiana que venía todo el curso a Santiago. Este año descubrí cuán diferentes son las dos Italias...

Al principio, las cosas con Federica iban bastante bien. Tenía sus peculiaridades, comía mogollón y se notaba que acababa de salir de casa de sus padres. Con el tiempo se fue haciendo más y más egoísta, y cada vez se pasaba más horas encerrada en su cuarto. Los primeros meses aún salía con nosotros, y se lo pasaba bien; sin embargo, a medida que avanzaba el curso, socializaba cada vez menos. Sólo salía con Jorge, un pavo que había conocido saliendo la primera noche conmigo, y que se convirtió, no sólo en su pareja, sino también, en nuestro polizón. El chaval parecía muy majo. Pero un día, a la hora de comer y teniendo yo clase en menos de una hora, les pido a mis compis el dinero del alquiler, diciendo que ya estamos a día cinco y ya teníamos que haber pagado, y Federica nos anuncia que se va. “Pero, ¿cuándo? No te irás mañana, ¿no? Te irás a finales de mes, supongo.” “Hoy fui a mirar la habitación y si puedo me voy mañana.” Imposible plasmar en plabras el sentimiento de odio e ira que despertó en mi. Una persona a la que yo había acogido como si de mi amiga íntima se tratase, a la que mis padres trataron como a una hija, me las pagaba así, dejándonos colgados en marzo -cuando, por otra parte, es bien difícil encontrar gente- Y, ¡encima! sin pagar sus deudas.

Elisabetta no río
Del sur de Italia iba a llegar la solución. Elisabetta. Medio adulta, medio dibujo animado. Una loca salentina amiga de una conocida mía a su vez amiga de Ilaria, mi antigua compañera de piso de Lecce. Buena gente, pero espídica. Un manojo de nervios, alegría, altibajos... Una metralleta al hablar, eso sí, honrada. Y con un precioso acento salentino.

El día que llegó fui a buscarla a la estación de buses, donde vendría con su novio. En principio, yo la acogería y luego ella vería si se quedaba o no. Mientras esperaba me puse a hablar con un chico muy majo, y le conté que esperaba a unos que no conocía, y en esto que veo salir... allu Cristianu!! Un colega de Lecce, que por cierto, me había prometido una pizza y, ¡por fin! me la hizo. ¡Qué grata sorpresa!
Así que en este sentido el curso parecía ser una mierda, pero luego bien. Y la convivencia con Dani, aunque a veces me deprimiese su apatía, muy mala no sería si vamos a repetir. Sí, es cierto que me encantaría vivir sola y organizar la casa como me place, pero no fue tan mal la cosa. Eché de menos más cenas y festejos, pero esto es además producto de un segundo factor:

Entroido
Fin de Año
Todos los chicos se fueron a vivir a la zona sur. Me quedé solita. Ana y María cada una por su lado. Ari se marchó a Ponteperra. Adri acabó mal con Álex y para colmo se fue de Séneca a Sevilla... y encima, los chicos súper lejos, ennoviados y tomándose la vida en serio. ¡Pufff! Seguramente la falta de amigos cerca y disponibles, fue una de las cosas que peor llevé este curso. Hubo tantas veces en las que me sentí sola... (y no quiero imaginar lo que sucederá el que viene). Eso sí, las veces que salimos y organizamos cosas , fueron inolvidables. Fin de año es un gran ejemplo, ¡fue genial! Difícil que estuviésemos todos, pero los que estuvimos dejamos el listón alto. Pocas pero felices salidas por Santiago. Otro ejemplo fue Ortigueira, con su bien merecido post at Santiago, y la locura del Apóstol.

Ildara na festa de A.C.L.A.B.E.
Para contrarrestar la falta y lejanía de mis amigos, que encima no hacía nada por verme (malditas mujeres y zona sur) estuvo Ildara. Me apoyó todo el curso. Descubrí más de ella, y me di cuenta de cuanto la quiero y del enorme corazón que tiene. Con Ildara aprendí a armarme de paciencia y a pensar “take it easy e sonríe bacalao que la vida es bella”.





Jorge, Tebras e a fauna galega
Domingos no río (Bruno e máis Jorge)
No podría olvidarme de mis inigualables vecinos. ¡Ellos sí que me dieron vida! Cuando estaba pocha o estresada, sólo tenía que pasarme por ahí, y tenía a Bruno y Jorge, y cada vez más a Diego, para escucharme o hacerme una tila. ¡Y esos paseos por el monte! Únicos. Sí que los echaré de menos este año. Aunque, vaya, a Jorge lo tendré de compi algunos meses, pero al pequeño orensano lo tendremos por la France vendiendo galletitas y será muy difícil encontrar un sustituto. C'est la vie! Que nos quiten lo bailao, pues disfrutamos yendo al río, paseando y bailando ska. Entre otras muchas cosas, me dieron estos dos el mejor final do Entroido que hubiese querido imaginar. Tras una noche de desfase con mis amigos, otra con ellos en las Termas de Ourense, y una retirada ao Xen, en contacto con la naturaleza y un acogedor hogar. ¡olé, cura baptismal!


Festa da Mafia

Ricardo e máis eu no Momo
Así que, si de vida social anduve escasa, la poca fue breve, pero intensa y de calidad. Aunque no faltó mi nocturna afición de ir a ver tocar a Ricardo, sola o acompañada. Descubrimiento de las noches -y ya no tan noches...- foi a casa do Patín; gracias a Claudia, que poco la vi, pero cuando estuvimos juntas lo disfruté.



Transilvania

Dejando a un lado lo social, en el campo teatral tuve de todo. Una intensa actividad, ya que me metí en un grupo de teatro universitario, además de en todos los cursos, menos uno, del Aula de Teatro de la USC. Fue un año de mucho aprendizaje. Creo, honestamente, que crecí como actriz; tal vez no especialmente en el campo de la interpretación, pero sí que me llené de conocimientos nuevos. Trabajé, aunque sin llegar a profundizar, en un método para mí desconocido: el montaje de un espectáculo a partir de las improvisaciones de los actores. Sin embargo, el grupo tuvo sus problemas, y la obra no salió adelante. Menos mal que por el camino vino Mónica a salvarme de una crisis teatral. Volví a Non Sí? con la producción de Transilvania, que me costó sangre, sudor y... lágrimas el día del estreno. Pero estoy satisfecha y muy contenta con nuestro trabajo.

Cena de clásicas
Académicamente fue mediocre. No pude con el griego, aunque he de decir que la profesora fue bastante bastarda. El indoeuropeo me costó lo suyo, muchas más horas de trabajo de las que mi ritmo de vida podían soportar. Eso sí, el latín lo aprobé, y orgullosa me hayo. Sánscrito me apasionó, pero faltó tiempo para aprenderlo de verdad. Algún día de algún año que no tenga nada que hacer (risas a mis espaldas) igual lo retomo y profundizo.

Folga xeral
As línguas não forom mal.
Toda mi actividad me llevó a padecer unas horribles jaquecas que en el mes de agosto llegaron a un punto tal que deseaba me explotase el cerebro. Si fuese esto EE.UU y tuviésemos en casa un arma, no hubiese dudado en utilizarla.

Y el balance, señores, debe ser siempre positivo; sin embargo, este curso, si no digo malo, ha sido con diferencia el más difícil a todos los niveles, y cuando digo todos, hablo de todas y cada una de las facetas de la vida. Académicamente, socialmente, emocionalmente, económicamente... y un largo etcétera de adverbios acabados en mente.


1 commento:

  1. Niña, orgullosa te haLLas!

    En cuanto al contenido, me alegro mucho de que, al final, te haya ido bien el curso. La vida tiene esos vaivenes, y conviene tener una actitud positiva para no hundirse en los momentos malos. Momentos buenos, hay muchos! Todos los días! Y como decía Javier Cabaleiro, cuanto más te cuesta subir la montaña, más satisfactorias son las vistas después.

    Un besazo enorme.

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