Después de un par de semanas sin dar señales de vida retomo mi Bitácora. No es que me haya vencido la pereza u os haya olvidado. Con mi relato comprenderéis el porqué de la tardanza.
Intentaré hacer memoria, porque se ha abierto un paréntesis en mi vida lechera, un antes y un después tras el jueves 25 de noviembre.
El martes me voy a tomar algo con un italiano que conocí por la facultad, pero siendo inteligente, me llevo la escolta. Pacto con Letizia- una compañera de storia greca- que si me da la vara, ella se acerca y me salva. Sin embargo, no hace falta. El tío es simpático, aunque no tenemos ninguna cosa en común. Para mostrar su hombría viene a buscarme a casa en coche, cosa totalmente absurda ya que vive a diez minutos, y vamos a Porta San Biaggio, que está a otros diez. Método italiano, se creen que por tener coche ganan puntos. Al pobre le salió el tiro por la culata, ya que se encontró con una ecologista a la que el uso sin sentido del coche no le conquista, sino que le espanta.
Por cierto, in Italia, cada vez que se pide una bebida o se rellena el vaso, se debe brindar mirando a los ojos del otro. Es una cuestión de honor. Dicen, hay gente que por no hacerlo ha acabado muerta.
La semana pasa, teatro, comenzamos con comedia del arte. Me encanta, pero mis compañeros son extremadamente indisciplinados. Hay un grupo de tres adultos –sí, hasta los treinta no se es adulto- que siempre llega diez minutos tarde y se va diez minutos antes. Para mi sorpresa, aseguran ser puntuales y respetar los horarios. ¿Será que la verdadera puntualidad es llegar diez minutos después?
Davide el miércoles se vuelve al paese. Nos quedamos solos Matteo y yo. Matteo se alimenta a base de pizza si no estamos nosotros para cocinarle. Come mai? ¡Después de un año viviendo fuera de casa, y no sabe ni hacer pasta! Como se siente solo, viene su amigo Alessio a visitarlo. Dios mío, que maldición, ¿por qué me haces esto, Diosa Burlona? El hombre es simpático, pero solo piensa en mujeres y su género musical preferido es la cutremúsica. Durante dos días tengo que soportar todo tipo de comentarios respecto a mi persona con banda sonora de discoteca schifosa. La gota que colma el vaso es cuando me suelta su análisis filosófico sobre mi manera de vestir: “Yo te he visto poco, pero no necesito mucho más para saber como eres. Tú no tienes personalidad, te vistes así para gustarle a la gente, para que te miren, pero en realidad preferirías vestirte de pija, con tacones y perlitas.”
Anonadada. Sin palabras. Me han dicho de todo en esta vida, pero jamás algo así. Tal vez tengo que hacerle caso, en el fondo quiero ser una pija más pero aún no lo he descubierto. Al menos ahora, gracias al gran psicólogo Alessio, me resultará más fácil descubrir mi propia personalidad. Ti ringrazio.
El jueves Matteo se ofende un poco porque no quiero ir con él y con Alessio el magnífico a la “estupenda” discoteca Dr. Jekill. Su argumento es digno de ser escrito: te traigo a un amigo y tú te vas a una fiesta erasmus. Perdón, no sabía que me lo habías traído a mí.
Nos vamos a dormir, que mañana madrugamos. Sábado. Anca, Pierre y yo nos vamos en bici a la playa. Unos veinticinco kilómetros que nos hacemos en la jornada. Veinte de noviembre, el Adriático y una loca en el agua. La menda, ¿quién si no? Pierre toca el tamburello y yo bailo, descalza, con las olas del mar. Precioso. Parece que estamos los tres solos, fuera del mundo, en total equilibrio con la naturaleza. Le cantamos al mar. Nos unimos con él.
He conquistado al pobre francés con mi baile a San Cataldo, así que por la noche me propone, como si fuese de casualidad, ir a cenar juntos. Acepto, y hago bien porque a parte de practicar un poco de francés, me lleva a una trattoria cero turística, barata y donde se come muy bien y te dan un buen vino casero. Descubro que es cocinero y por eso está informado de los buenos sitios. Nota mental, aceptar siempre sus consejos culinarios.La vida transcurre cotidianamente. Sin alteraciones de mayor importancia…
Vuelvo a ver la televisión porque descubro un orador impresionante. Saviano, el autor del libro Gomorra, cada lunes habla por la tele y yo soy su más adepta seguidora. Cuando habla tiene la presencia de Javier, mi querido profesor de comparada. Me recuerda a él y cada lunes es como asistir a una clase de esas con alma que tanto echo de menos. Aunque los temas de Saviano nada tienen que ver con la literatura, sino con la mafia.
En el supermercado de al lado de casa me tratan muy bien. El carnicero me da su número y me regala un filete, el frutero me hace una rebaja en los plátanos, el cajero me abre el supermercado antes de la hora solo para mí y cada vez que me ve entrar por la puerta se presenta para llevarme las cosas o lo que yo quiera. La charcutera me hace probar todos los jamones para que encuentre uno a la altura del español. Un día hasta me invitan a un café.
Descubro con alegría una especia de chorizo. Sin embargo es demasiado picante. Pasta sí, pero el embutido mejor en España.
Y hablando de comida, está prohibido comer la pasta con el pan.
Por fin jueves veinticinco.
Llego un poco tarde a clase de storia greca y me encuentro a la profesora dando un mitin a los alumnos. Basta de Grecia. Hablemos de una cosa en este momento mucho más importante. El corrupto gobierno de Berlusconi y el derecho a la protesta estudiantil. Contra la privatización y el DDL Gelmini. La profesora Frisone es toda una revolucionaria. Yo ya lo había intuido. Así, de manera totalmente aplaudible, decide que nosotros haremos nuestra propia protesta: daremos la lección en las escaleras de la entrada del Ateneo (el edificio donde tenemos clase).
Y, así, inicia mi vida política en Lecce.
Después de la asamblea, regularmente empezada con una hora de retraso, vamos en comitiva con la pancarta a parar el tráfico. Después entramos en el Ateneo e inicia la ocupación.
Estoy en el movimiento desde el primer minuto. En el Aula Magna hacemos otra asamblea para informarnos mejor y organizarnos. Hago mi primera intervención. La noche la pasamos en el Ateneo. Empiezo a conocer a la gente poco a poco. ¿Y tú por qué estás aquí? Porque, como he dicho en la asamblea, para mí esto es una causa internacional, y, ¿para qué os voy a mentir? llevo en la sangre el amor a la política y a la movilización. Recuerdo las manifas contra a privatización. Mamá, no me hagas explicarte el porqué si la culpa es vuestra.
Y así se inicia mi nueva vida en Lecce. Trece días de ocupación del Ateneo, durmiendo en el suelo y haciendo servicio de orden veinticuatro horas. De trece, he dormido uno en casa. Me convierto rápidamente en una parte integrante del movimiento, me tienen en cuenta y me escuchan. Soy la compagna spagnola. Spagna me llaman.
Poco a poco voy haciendo amistad con todos, gente increíble. Me siento en casa.
En el plano político, hacemos una manifestación en el rectorado. Salgo en la TV en primera fila, con el puño en alto. La policía descubre que hay una española en el cortejo y me dan la enhorabuena por mi buen italiano. Surrealista.
Por la tarde vamos a la estación y retrasamos la salida de un tren.
Hago mi propia lucha contra el machismo y en pro del reciclaje.
Mi vida ya no será la misma en Lecce. Ya no soy Erasmus, soy yo, la compagna Costansa.
Los italianos no tienen ni idea de geografía y se piensan que el catalán es un dialecto. Así que, cada vez que uno me pregunta de dónde soy le tengo que dar una lección express de geografía y hablarles de cómo se divide la dividida España, cuales son sus lenguas y un largo etcétera de lagunas por cubrir.
No podría escribir sobre todas las personas que he conocido estos días, porque son demasiados, pero sí puedo decir que ha sido una experiencia maravillosa. Descubrir que tengo la capacidad de expresarme en italiano hasta para un debate político me llena de orgullo.
Conozco a un chico que destaca sobre los demás, aunque no por eso el resto es menos importante. Aunque primero debería hablar de Marco, hombre con carisma y fuerza. Con el megáfono en la mano mueve masas enteras. Y me hace un elogio, que viniendo de él tiene mucho más valor. Me dice que le he tocado y sorprendido. Que estoy desde el primer momento en el movimiento y que lo admira. Mi autoestima no puede dejar de elevarse.
Me parece que ya he conocido a su doble.
Otro echo inolvidable. Lorenzo, el otro Lorenzo, me había enseñado hace casi dos meses una canción italiana muy poco famosa que ningún italiano de los que había conocido hasta el momento sabía. Y el otro día, mientras estaba hablando con otro rastas, escucho a Flabio cantar “compran oro e rubanno amor…” De un salto me pongo a su lado e iniciamos a cantar como locos. Nuestra amistad se hace fuerte en ese momento, y poco después descubro que él también hacía judo.
Y Lorenzo, para ser aún más genial, sabe tocar esa misma canción. Yo también quiero tocar un poco pero descubro, con tristeza, que no me acuerdo de nada.
La ocupación se acaba, pero la lucha continúa. Tenemos en nuestro poder una planta del Ateneo y ahí nos organizamos, aunque las iniciativas decaen porque faltan las fuerzas. Estamos todos cansados y hacemos la imagen típica de las izquierdas. Asambleas en las que no se llega a una koinè, y cometeremos el mismo error que las izquierdas en la guerra civil española. Perdemos horas y horas hablando de lo mismo y nos faltan oídos para escuchar. Cada uno con su postura y no cede. Magari… magari… poco a poco llegamos al punto medio. Pese a todo, las cosas salen adelante.
Me siento viva, me siento llena, me siento que por fin he encontrado mi espacio en Lecce.
Jugando a ser mujer por un día.
Nessun commento:
Posta un commento