lunedì 28 marzo 2011

Bitácora: Capítulo X

Antes de contaros todas las aventuras de mi escapada de mochilera, os dejo un precapítulo, para actualizar poco a poco el blog, porque se ha quedado un poco abandonado.

El mes de febrero continúa tranquilamente. Sin muchas novedades. Acabo los exámenes con buenos resultados. Me falta hacer el de Letteratura greca, examen que me quiero preparar bien y con tiempo, así que, aprovechándome del sistema italiano, decido dejarlo aparte y esperar a tener los medios líbricos para estudiar en condiciones. 

Febrero se convierte en el mes de las despedidas.Las francesas y Kati han acabado el tiempo de la Erasmus, hacemos una pequeña despedida en el Road66. Empiezan en serio las despedidas. Kersten y yo volvemos a casa muy tristes.

Julie por fin nos abandona. La acompañamos a la estación y cuando vuelvo a casa se me caen las lágrimas. Me da muchísima pena que se vaya, sobretodo teniendo en cuenta que no tengo ni idea de cuándo la volveré a ver… 

Con la partida de Julie, llega Judith, la novia de Daniel, una chica de lo más simpática. La había conocido unos meses antes en una escapadita a Lecce, y ahora la recibo casi como una amiga de toda la vida. Nos entendemos perfectamente a pesar de no hablar la misma lengua. Me paso un par de días con esta pareja a la que quiero tanto, pero el momento de la despedida se acerca poco a poco… 

Siento que no me quedan amigos “erasmus” en Lecce. Kersten se irá a finales de marzo, pero luego… sólo queda Magda. De los italianos que había conocido antes de la ocupación me queda Matteo, al que no veo demasiado a menudo, y, obviamente, Matteo y Davide. Pero el resto, son todos de la ocupación.

En este mes me planteo de verdad dejar el piso, hablo con el casero y no me entiende. Ilaria ya me ha ofrecido ir a su casa todo el tiempo que necesite, así que decido irme a finales de febrero para allí. Sin embargo, cambio mis planes porque por couchsurffing unas chicas francesas me piden alojamiento en casa, así que me quedo un par de días más en mi antigua casa y, efectivamente, les doy alojamiento. Matteo y Davide están súper nerviosos, no saben cómo actuar… ¡Chicos, esto también es un experiencia nueva para mí! ¡Tranquilidad! Al final sale todo genial, las francesas resultan ser geniales, y una es mi tocaya. Emma et Constance. Me invitan a ir a Padova en mi recorrido por Italia del norte. Acepto.

El momento de empezar el viaje está al caer y aun no he encontrado un sitio donde dormir en Roma, mi primera etapa. El sábado por la tarde, pocas horas antes de partir, lo encuentro gracias a Ilaria. ¡¿Qué haría yo sin esta mujer!?

Por fin, parto.

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