Me encuentro embarcada en una nueva aventura. Aún no creo lo que ven mis ojos, rodeada de montañas. Los Alpes y, muy cerca, la Francia. Paseo a la orilla del río rodeada del verde Piemonte. Un pueblo de hombres de montaña, lejos de la civilización. Verde, el rumor del agua. Me siento libre, extasiada, satisfecha. Me siento bien al haber seguido mi instinto sin escuchar demasiado la parte racional. La vagabundo continúa. Al improviso, sin nada en los bolsillos, ni unas bragas de recambio, pero el camino se ha abierto y la diosa Burlona se ha querido burlar de mi responsabilidad, de mi racionalidad. Sin embargo, mis deseos de recorrer mundo y estar fuera de lo que el sistema decide por nosotros crece a enormes pasos. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. 03 de mayo de 2011
Ehhhhhhhh de tanto caminar había olvidado que mucha gente (se supone) caminabaa también, por donde no sé, lo intuyo, pero yo qué sé..., si no doy a bastos con mi propio intento de resolución... qué dejadez más bestial, de tanto ceder ante las arremetidas incesantes del día a día me había olvido de la posibilidad de que alguien en este oleaje imperecedero comtenplara los mismos amaneceres y atardeceres. En fín, no tenemos desde nuestra perspectiva una calidad tan notoria como la tuya pero padecemos los mismos dolores... aventurasydesvarios.blogspot, esos somos y no nos arrepentimos, simplemente vagabundemamos sin remedio, qué hacer si no?, en fin, un día de tantos y la sorpresa de estar vivos que además de increible se hace imperceptible.
RispondiEliminaun saludo desde sabe dios dónde...
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